Como para no salir de sorpresas, ahora resulta de que luego de cerca de 40 años, descubrimos por obra y arte del Programa de las Naciones Unidas para El Desarrollo, PNUD, que el turismo dominicano es insostenible.
A pesar de los miles de millones de dólares invertidos, a pesar del desarrollo de innumerables complejos con una amplísima oferta, que van desde los modestos hoteles surgidos a finales de los 70 y principios de los 80, y modernisimas instalaciones construidas en la actualidad, parece que una pila de despistados, dominicanos, españoles, franceses, canadienses, estadounidenses, italianos y no se cuantas nacionalidades mas, estabamos en la luna mientras este famoso programa de las Naciones Unidas descubría que echabamos en las alcantarillas millones y millones de dólares en la búsqueda de un sueño inalcansable.
Será que de pronto tendremos que buscar la fuente de la eterna juventud, los perdidos llacimientos de petroleo, o el oro que se llevaron los conquistadores para poder sobrevivir ahora que nos quedamos sin turismo.
Nadie puede negar que la industria turística dominicana enfrenta grandes retos, que destinos como Puerto Plata requieren mucha creatividad y sangre nueva para seguir adelante. Pero a mi que nadie me venga con cuentos por muy doctos que sean los peneudeses, o como se les llame, aquí hay turismo para rato, eso si con muchas tareas pendientes, con mucha inversión que hacer por aquí y por allá, con mucho trabajo por hacer.
De lo que se trata es de que por fin los dominicanos entendamos que esta industria es nuestra, aunque no seamos dueños de hoteles, que somos copropietarios aunque no seamos dueños de gift shops, porque al fin y al cabo el turismo sigue siendo la principal industria nacional.
Trabajemos todos por hacerlo un poco mejor y ha que se sostiene por años y años.
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